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7 jugadores que podrían llegar al Athletic | OneFootball

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No tenía planteado qué iba a ser lo siguiente al terminar mi carrera como jugador. Yo solo había experimentado como futbolista el vestuario del Athletic Club. Siempre he dicho que estoy encantado de que fuera así, pero sí tenía un poco esa inquietud de vivir otra experiencia profesional y personal, de relacionarme con gente de otros países. Esa opción llegó desde el New York City a mediados de Viajar a Nueva York fue sin duda una decisión acertada, porque al margen de conocer otra competición -es cierto que de menor nivel competitiva que la Liga española, pero muy bien organizada- pude vivir en Manhattan.

Fue una experiencia que disfruté mucho. Algo muy rico y, sobre todo, diferente en cuanto al entorno que rodeaba al equipo. En Bilbao tienes la sensación de tener una mayor responsabilidad, porque al final todo el mundo es muy del Athletic. El primer año llegué a mitad de temporada. A nivel de juego, fue un gran cambio individual para mí.

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Como las piernas ya no daban para jugar de lateral, posición en la que jugué toda mi carrera en el Athletic, pasé a jugar de mediocentro. Patrick fue quien tomó esa decisión. Luego había también jugadores en otra etapa de sus carreras.

Por cierto, un entrenador con el que yo tuve la suerte de trabajar en el Athletic. Y digo por suerte porque fue algo increíble estar con él. Un juego muy posicional, de , con la intención buscar al hombre libre y mantener cada uno bien su posición. Muy diferente a lo que yo había vivido en el Athletic. También me aportó su experiencia como mediocentro, rol que ocupó toda su carrera como jugador.

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Al final, en la posición de mediocentro debes intentar equilibrar los posibles desajustes que se dan en el desarrollo equipo. Y la verdad es que lo hice muy a gusto. Esa nueva perspectiva también tuvo otra consecuencia: me llevó a pensar en el camino de ser entrenador.

Así que el New York City y la ciudad terminaron convirtiéndose en la antesala de todo lo que vino después. El punto de partida hacia un nuevo camino. Volver a casa también supuso regresar a mi primer equipo: el Antiguoko.

Recuerdo con mucho cariño los partidos de niño. En el Antiguoko empecé como asistente con los chicos de 18 años, colocando las picas para realizar los ejercicios. Ander Murillo, que había sido compañero en el Athletic, era el director deportivo del AEK Larnaca, y un día me llamó por teléfono.

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Ander sabía que yo estaba terminando mi formación como entrenador. Chipre me vino bien para probarme. En fin, tomar decisiones y equivocarte. Tuvimos la suerte de llegar hasta la fase de grupos en la Europa League y en AEK también gané mi primer título, la Supercopa de Chipre.

Y clave para mí. El club llegaba a Segunda División recién ascendido, con muy poco tiempo para preparar tanto el equipo como la pretemporada. Una suerte que también tuve cuando llegué al Rayo Vallecano. Una de las principales razones para firmar por el Rayo fue su estadio. Al jugador le gusta mucho jugar en ese ambiente, ya sea a favor o ya sea en contra.

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